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DE ABRIL: DÍA DEL INDÍGENA AMERICANO
Ohai:
David Galeano Olivera
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Mientras
la mayoría de la población del Paraguay se debate encarnizada y
acaloradamente en torno al tema de la enmienda o cuando casi casi se
anuncia, tristemente, otra feroz guerra, mundial?, a partir de la
crisis en Siria; unos escuálidos cuerpos de degradados seres humanos
deambulan sin ningún rumbo por Asunción y sus alrededores: son los
INDIOS, así tratados despectivamente, despreciados desde hace 525
años, despojados de todos sus bienes originales y condenados a la
vida más miserable que ningún ser humano se merece. Otros cuantos
permanecen arrinconados y en condiciones infrahumanas en los pocos
territorios que les quedan en el interior del Paraguay y de los
cuales en un tiempo más serán desalojados inexorablemente para dar
lugar a la “civilización”, a la “modernidad”, ante la
indiferencia y el ninguneo de todos.
Han
perdido todo y en este lento proceso de desaparición están siendo
consumidos por las lacras del “mundo civilizado”: prostitución,
drogas, alcohol, tabaco. Quien hubiera pensado que después de vivir
virtuosamente y sin que ninguna de esas plagas del mundo civilizado
formaran parte de su estilo de vida, actualmente tengan que vivir de
la mendicidad y para peor caer en el campo delictual, asaltando a la
gente. Porqué lo hacen?, por gusto?. No, la respuesta es sencilla:
lo hacen por necesidad. Los que no los aprecian dirán: y porqué no
trabajan? Y la respuesta será: dónde, con quién, en qué
condiciones?. Son indios. Para muchos ni siguiera son gente,
sencillamente son indios, sinónimo de salvaje, ignorante, sucio,
haragán. Nadie quiere darse cuenta que son seres humanos como
nosotros y que como nosotros también tienen derecho a una vida
digna, con un espacio donde vivir, con un techo que los cobije y con
el sustento diario.
Los
Indígenas en el Paraguay, como en muchos otros lugares de América,
nunca fueron el centro de atención de los gobernantes de turno que
-las más de las veces- son personas sin sensibilidad hacia la
problemática de los pueblos originarios. En el caso del Paraguay,
ningún presidente electo en los últimos 25 años, priorizó las
necesidades de los indígenas como proyectos a concretar en sus
gobiernos, partiendo de la premisa que ellos no representan el gran
caudal de votos que a la hora de la elecciones permita la victoria de
algún candidato. Si efectuásemos un recuento rápido, contados con
los dedos de la mano, podremos salvar los nombres de algunas personas
e instituciones que han hecho toda clase de esfuerzos por reivindicar
los derechos indígenas, su soberanía y su dignidad.
Que
les cuesta al presidente de la república y a los parlamentarios en
su conjunto, más allá de los mezquinos temas coyunturales que los
envuelve en luchas intestinas como por ejemplo el asunto de la
enmienda; dedicarse de una vez por todas a brindar una atención
integral a estos hermanos que hace 525 malditos años vienen
sufriendo todo tipo de atropellos, vejaciones y discriminaciones.
Todos sabemos que Itaipu y Jasyretâ tienen los recursos y que
deberían destinarlos a la atención de los casi ciento veinte mil
últimos índigenas que habitan el Paraguay, proveyéndoles de
tierra, educación, salud y trabajo.
Por
lo demás, y de manera simbólica, este 19 de abril en las escuelas,
colegios, universidades, iglesias, medios de comunicación, etc.
-como cada año- seremos testigos de lacrimógenos discursos y actos
de recordación melancólicos, vacíos e hipócritas. Los niños y
jovenes leerán algunos textos en los cuales se trata a los indígenas
en tiempo pretérito, por ejemplo, los Guarani “vivieron”, “se
alimentaban”, “recorrían”, etc. sin siquiera percatarse que
ellos aún “viven”, “se alimentan” y “recorren”,
contraviniendo los mandatos de los libros que hace rato ya los dieron
por muertos. Y aquí traigo a colación una anécdota de unos años
atrás en que comentaba a mis alumnos acerca de la degradación de
los pueblos indígenas, cuando uno de mis alumnos -luego de
escucharme- reflexionó y me dijo: “Profesor, suerte que no soy
indio”. En otras palabras, mientras el zapato no nos apriete no
sentiremos ningún dolor o dicho de otro modo, que se vean los
indios, mba'épio chéve. Concretamente, los indígenas están lejos
de nuestros afectos, de nuestro jehechakuaa y de nuestra solidaridad.
Ojalá
alguna autoridad comprometida con la justicia social o por lo menos
motivada por algún tipo de compasión, resuelva escuchar nuestro
clamor y lidere ese gran proyecto que devuelva a los pueblos
originarios parte de la dignidad que como seres humanos les
corresponde.
Finalmente
y para
quienes no lo saben, les recuerdo que el 19
de abril de 1940,
en Patzcuaro,
República de México,
se realizó el Primer
Congreso Indigenista Americano
que tuvo la finalidad de preservar y proteger a las culturas
indígenas de América. A raíz de dicho congreso se instituyó el
Día
del Indígena Americano
recordado anualmente cada 19 de abril. Demás está mencionar que el
12 de octubre es para los Indígenas el día del duelo, el día del
holocausto, el día de la muerte.
ooo000ooo
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19
DE ABRIL DE 2016: INDÍGENAS ATACADOS A BALAZOS. HASTA CUANDO?,
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