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Lengua Guarani
miércoles, 8 de septiembre de 2010
INICIACIÓN SEXUAL EN LA CULTURA GUARANI
INICIACIÓN SEXUAL EN LA CULTURA GUARANI
Publicado por EL LIBERTADOR – Octava Etapa
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Una serie de acontecimientos, llena de simbolismos asociados a su ambiente, natural, social y espiritual, conforman el corpus de la identidad y cultura de los Mbya Guaraní, que se resisten a perder, frente al avasallamiento de la cultura blanca a la que denominan “yurua”. Así, los espacios de la aldea siguen siendo de dominio femenino, donde la mujer, se dedica a cuidarla y prepara los alimentos, con la provista, como denominan, que trae el hombre, quien, obtiene estos recursos en el monte o con su trabajo en las chacras de los colonos.
En este comportamiento social y espacial, esta se manifiesta una yuxtaposición y complementaridad: el monte y los espacios “blancos”, son masculino y la aldea como tal es femenino. En este espacio femenino, es donde todos los niños sin excepción, se van formando en su cultura, guiados por las madres, abuelas, opyguas (sabios), sin embargo, la inclinación del varón a las actividades de sus padres, es notable, aún cuando todas las familias están en la casa. Sus juegos están referidos a tareas de varones, pero, sigue bajo la custodia maternal hasta superar los 11 años, edad aproximada donde es considerado mita ´i a partir de los 13 a 14 años, es considerado ÑE´ ENGUCHU, o del habla fuerte (vozarron), edad considerada madura para asumir responsabilidades primarias, como ser sondaro´í. Es a partir de estas responsabilidades, que irá construyendo como hombre que ocupará los espacios masculinos señalados, acompañando a sus mayores al monte para la caza, trabajando para los criollos y contribuyendo con la provista conseguida fuera de los límites de la aldea. Es un karai miri(un joven responsable)
Cuando tenga la suficiente madurez, que es evaluada por sus padres y sobre todo por el opigua , podrá elegir acompañarse con una mujer, previamente, tendrá que someterse a ceremonia propias de la cultura, como limpiar los caminos, sembrar rama, porotos, maíz, construir casas y hasta atender a los ancianos. Como esta es una síntesis de la vida y sexualidad de jóvenes guaranies, que esta referido a los ámbitos culturales y espaciales como ya hemos señalado, para comprender mejor los comportamientos yuxtapuestos y complementarios, es importante referirnos a la vida e iniciación de la mujer guaraní.
Hemos dicho, que la aldea es el espacio femenino, donde las mujeres tienen la responsabilidad de mantener las costumbres a partir de practicas comunitarias, donde los niños de ambos sexos, comparten juegos y aprendizajes, aún cuando los niños van diferenciando sus roles ante la presencia del padre o abuelo que viene del espacio masculino (monte o chacra), o las niñas, cuando ayudan a cuidar a sus hermanitos o parientes, ayudan a procesar la provista en alimentos, limpiar la casa u otras actividades que también van definiendo sus roles.
La mujer, igual que los varones, tienen sus tiempos y aprendizajes hasta su iniciación como tal. Hasta los 12 o 13 años, será niña o niñita (mita kuña) y cuando se produce su primera menstruación, que generalmente se produce a los 14 o 15 años, la comunidad o aldea (ámbito femenino), celebra este hecho como un gran acontecimiento por la continuidad del pueblo, sin embargo, no es el momento de “acompañarse”, porque tendrá que cumplir una serie de ceremonias espirituales y comunitarias, que servirán para sostener las costumbres, cultura y espiritualidad del pueblo, como cortarle el cabello a ras de la cabeza.
En esta primera menstruación, que sirve para la reflexión, la niña mujer, permanecerá en una casa especial, acompañada solo con su mamá y abuela, quienes como continuidad de vida la adiestran en todos los manejos de la casa, de la aldea, de la conmplementaridad con el hombre y la crianza de los niños. Superado el tiempo establecido por las abuelas que puede ser de 10 a 15 días, se realiza una serie de ceremonias comunitarias, donde la sociedad guaraní recibe en este espacio y tiempo una de las suyas preparada para acompañarse. Se ha convertido en kuñata´i.
Sin embargo, esto no quiere decir que inmediatamente es entregada a un hombre, como suele distorsionarse. Deberá esperar el crecimiento de su cabello, que demora más o menos un año. Su decisión de acompañarse, tiene también una serie de elementos culturales y sociales en la aceptación o elección, que, varían de acuerdo al genuino comportamiento guaraní o los grados de aculturación que puedan sufrir. Podemos asegurar, de las conversaciones que hemos tenido con los opyguas, que la iniciación en las mujeres, es toda una ceremonia sagrada que tiene un proceso a partir de la primera menstruación y que el sometimiento violento esta penado rigurosamente.
Sobre este tema, citamos a Muller, quien vivió muchos años entre los guaranies y tuvo acceso a una ceremonia, sin la cual, la mujer, no debe ni puede “acompañarse” (casarse). Salvo que sea violada o este aculturada.
“En un ángulo de la choza se separa totalmente un pequeño espacio, de tal manera que nadie pueda ver a la niña encerrada, ni siquiera las personas que se hallen fuera de su cerco. Con la cara a la pared, la mirada fija al piso y sentada en el con las piernas cruzadas, permanece la niña todo el día en ese obscuro ángulo, el que sólo abandonará para (cumplir) sus necesidades y (esto), solo en compañía de su madre o (eventual) cuidadora, con la cabeza cubierta y sin apartar la mirada del suelo. No habla con nadie, además de su cuidadora y con esta, solo cuando se le pregunta. La virgen será sometida a un riguroso ayuno que los primeros días solo le permitirán alimentación líquida, más tarde también alimento sólido pero sólo en cantidades muy pequeñas. Su alimentación así como el resto de su conducta están regulados por una cantidad de interdicciones: no debe reírse; (ni) soplar el fuego. Será bañada con agua fría, en un cubículo, todos los días; si tiene comezón no debe rascarse sola y tampoco despiojarse. No debe probar nada caliente o fría, todo deber ser tibio. Esta prohibido el consumo de sal en las comidas, y más aún cualquier carne. Varias veces al día, su madre o representante, le enseñarán sobre sus obligaciones como futura esposa y madre” Mulller, 1934.
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