Lengua Guarani

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Ára Pyahu

viernes, 24 de abril de 2020

LOS GUARANI Y LA CONCEPCIÓN DE LO PERFECTO

LOS GUARANI Y LA CONCEPCIÓN DE LO PERFECTO
Por David A. Galeano Olivera (*)
1. Introducción
       Convengamos en el inicio de esta exposición que el Guarani -hablado por la mayoría de la población del Paraguay- detenta en su historia las mayores y más violentas persecuciones, como ninguna otra lengua sufrió en la historia de la humanidad. Prueba de ello es que en los últimos cien años, los Guarani-hablantes padecieron todo tipo de atropellos verbales y físicos. Gente a quienes despectivamente se trataba de “guarango”, “campesino”, “indio” o “juruky’a”. Otros fueron castigados en las instituciones educativas, quedando en la escuela después de la hora de salida; o en la esquina de la sala de clase de plantón; o bien, recibiendo bofetadas; o recorriendo el patio escolar repitiendo “no voy a hablar más Guarani”, o arrodillándose sobre sal gruesa o avati tupi ku’i; o colgándose de una alambrada de púas, en la posición ñakyrâ y gritando a todo pulmón “estoy aquí por hablar Guarani”, o siendo sometidos a la degradante experiencia de bajar de grado o curso por hablar Guarani.

       Sin embargo, el Guarani supo sobrevivir a todo tipo de embates y probablemente su fortaleza radique en su propia antigüedad en el tiempo, pues los 3 trabajos arqueológicos realizados en Caballero (Paraguari), Itaipu (Alto Parana) y Capitán Bado (Amambay) reflejan que los Guarani ya moraban el actual territorio paraguayo, hace más de diez mil años. El gran elemento estabilizador de la cultura Guarani fue y sigue siendo el respeto a la palabra pues la palabra es sagrada (ñe'êngatu).


2. Desarrollo
2.1. La Jornada
       Ante una solicitud de exponer -tiempo atrás- a los Maestros y Líderes Indígenas la situación del Guarani en el contexto de la nueva propuesta de Educación Bilingüe del MEC, nos hicimos presentes en la jornada. A medida que hacíamos los comentarios y proyectábamos las transparencias observabábamos en sus rostros cierta tristeza y la sensación de preocupación. De cuando en cuando hacían ciertos comentarios en voz baja, entre ellos. En el grupo pudimos reconocer a tres indígenas Mbya Guarani, con quienes 30 años atrás, tuvimos la ocasión de compartir experiencias en sus comunidades, ubicadas hacia San Pedro y Ka’aguasu.

       Al terminar la exposición, salimos a un receso; y fue el momento en que nos saludamos y conversamos recordando viejos tiempos. Nuestra alegría fue grande al reencontrarnos después de mucho. Lentamente la conversación se centró en el tema que les preocupaba, la propuesta de Educación Bilingüe del MEC. Llegó un momento, en que uno de ellos me dijo: “Mba’éiko pejapo peê jurua Guarani ñe’êre. Peê niko pehekýi orehegui upe ore ñe’ê ha pemongy’a orehegui. Peipuru Guarani peporoja’o haĝua, pejoja’o haĝua, péicha pemongy’a. Péva ndaha’evéima Guarani. Oréniko romomba’eguasu ko’áĝaite peve upe ore ñe’ê, ore ojoapytépe. Guarani niko hekokatu ha hekopotî. Ko’áĝa -peê pembyaihaguére Guarani- umi ñande’ŷva -oikuaaporâ’ŷre avei- ombojáta orerehe ha he’íta hikuái orerehe ore orejuruky’aha ha ore orerekomarâha”. Mientrás él hablaba yo lo observaba y podía sentir su dolor al reflexionar sobre el Guarani. Él se sentía impotente y rabioso. Le dolía en el alma las agresiones que históricamente los paraguayos cometimos contra el Guarani.

2.2. La palabra no falsea ni engaña
       Cuando volví a casa me puse a meditar en aquellas sentidas y sabias palabras de Lider y Maestro Indígena, recordando que para ellos la palabra es sagrada; por consiguiente, con profundo valor religioso; concepto éste desconocido por nosotros o no usual entre nosotros actualmente. Ellos -a través de la palabra- solamente pueden decir la verdad. Por eso, cuando le ponían o le ponen el nombre a un lugar no mienten ni imaginan sino que estampan mediante la palabra las características más exactas del sitio, así: Suruvi’y, Ka’arêndy, Jaguaretekua, Yvyhûndy o Jukyty. Por otro lado, la palabra solamente se pronuncia cuando es absolutamente necesario. El ñe’êngatu u orador es aquel que tiene el “don de la palabra”; en otros términos, es el “virtuoso de la palabra”.

       Precisamente, Cadogan en su Ayvu Rapyta nos evidencia el valor de la palabra, ya que luego que Ñande Ru Papa Tenonde asumió la forma humana “de la sabiduría contenida en su propia divinidad, y en virtud de su sabiduría creadora, Nuestro Padre El Primero concibió el origen del lenguaje humano. De la sabiduría contenida en su propia divinidad, y en virtud de su sabiduría creadora, creó nuestro Padre el fundamento del lenguaje humano (la palabra) e hizo que formara parte de su propia divinidad. Antes de existir la tierra, en medio de las tinieblas primigenias, antes de tenerse conocimiento de las cosas creó aquello que sería el fundamento del lenguaje humano e hizo el verdadero Primer Padre que formara parte de su propia divinidad”. Por eso, la palabra es sagrada, porque la palabra es Dios y Dios es la palabra. En cada palabra se manifiesta Ñande Ru y no cualquier cosa. Ésa es la razón del porqué son poco habladores. Cosa que mucha gente “blanca” no conoce al no conocerlos. Hasta hoy, aludiendo despectivamente al indígena, tratamos de ava a aquella persona tímida y “maleducada”. Nada más lejos de la verdad. En realidad, los indígenas no hablan sencillamente porque respetan la palabra. Eso no significa que ellos sean maleducados, malos o poco sociables. Forma parte de su ñande reko.

2.3. El No’ôvusu
       Precisamente, una anécdota que suelo contar -y que ocurrió 30 años atrás con uno de los Maestros presentes en la jornada, cuando eso era Mburuvicha de su comunidad- es aquella en la cual, después de mucho insistir y sobretodo de habernos ganado su confianza, un día nos invitaron a participar de un no’ôvusu o asamblea de líderes o Mburuvicha, una especie de cumbre presidencial, donde tratan cuestiones de interés general. Es un encuentro privado, sólo reservado a ellos. Llegamos al sitio, en la zona de Guajayvi (San Pedro) y nos ubicaron a más o menos 15 metros del opy o sitio de la reunión. Fuimos advertidos de que no debíamos acercarnos más y también se nos dejó clara constancia de que el sólo hecho de participar como observadores, debía ser considerado por nosotros como un privilegio especial, que ellos nos concedían. Yendo al caso concreto, recuerdo que los líderes llegaron de grandes distancias, de a pié (15, 30, 50 y más kilómetros) para aquel no’övusu. Estuvieron 11 en total. Nadie nos explicó cómo se avisaban para participar de estos encuentros ni porqué las reuniones se realizaban precisamente en dicho lugar. En fín, el primer día, un martes, se sentaron en unos apyka puku jere acompañados de sus mujeres y debidamente ataviados. Estuvieron todo el día sin decirse una sola palabra, absolutamente nada. Se levantaron del sitio solamente para comer o para cumplir con sus necesidades fisiológicas. El día siguiente ocurrió lo mismo. Y el tercer día, como a la mediatarde, uno de ellos -el inspirado- se puso de pie y solamente pronunció tres palabras: “ko’áĝa ñañemityva’erâ avati”. Después de escucharlo, todos se pusieron de pie y retornaron a sus comunidades. Imagínense, se reunieron tres días únicamente para escuchar tres palabras, palabras sagradas; o sea, la manifestación de Ñande Ru, al decir de Cadogan.

2.4. La idea de la perfección
       Por otra parte, al ser capaces de concebir el Ñe’êngatu o palabras perfectas, podemos deducir que también interpretan lo que es la perfección o la plenitud, resumida en la raíz katu o ngatu. El concepto de la perfección es algo que les apasiona. Es su razón de ser. Basta recordar que en el Alto Parana y Kanindeju viven los Ava Guarani o Avakatu o Avakatuete (donde ete es superlativo), es decir, personas perfectas o plenas. Debemos aclarar que ellos -entre sí- se autodenominan de esa manera y no aceptan la denominación de Ava Chiripa, nombre con el cual se los bautizó, desde afuera. Resulta claro que ellos no vienen a especular con aquello de que somos perfectibles o que debemos vivir procurando el camino de la perfección. Es por ello que los Avakatu o Ava Guarani están obligados moral y éticamente a practicar lo correcto, el error solo puede ser una casualidad.

2.5. El error se puede subsanar
       De lo mencionado en la parte final del párrafo anterior se desprende la antigua tradición del tera’o o el cambio de nombre. Antes, debemos convenir que para el indígena todo está en el nombre. El nombre es lo máximo, es la persona. Por eso cuando caen en el tekomarâ (imperfección) -que no debe ser reiterada o cotidiana- la tendencia social les obliga a -en una ceremonia- sacarse el nombre con el cual cometieron la imperfección y ponerse uno nuevo, sin manchas, que les garantice nuevamente su tekokatu, que los hace avakatu.

2.6. El sabio Bertoni descrubre la sociedad de sus sueños y describe la Civilización Guarani
       Ligado al ala izquierda del Partido Liberal, de la mano del geógrafo socialista francés Eliseo Reclus, el joven Moisés se adentró en las ideas del socialismo anárquico y por consejo de Reclus, Bertoni viajó a América a fundar una colonia donde poner a prueba las nuevas ideas sociales y políticas. Bertoni impregnó entonces su vida con las ideas proclamadas por los utopistas, quienes le hicieron ver a la sociedad que lo rodeaba como una sociedad corrupta que no ofrecía nada a sus hijos. En 1882 partió hacia América, a la cual llegó después de 22 meses de viaje, concretamente a la Argentina. Allí entusiasmó al Presidente Julio Argentino Roca con su proyecto. Éste le concedió tierras en la actual Provincia de Misiones, a donde arribó en 1884. Tres años permanecieron en esa zona. Durante esos años se acentuaron los acosos por parte de varios interesados en las tierras concedidas a Bertoni. Una noche -cuando incendiaron sus viviendas- los Bertoni se fugaron al Paraguay, llegando a Jaguarasapa (Itapúa), para -tiempo después- asentarse definitivamente en el actual Pto. Bertoni (Alto Parana), donde -poco a poco- Bertoni quedó sorprendido y maravillado de la cosmovisión y de la manera de vivir de sus vecinos, una comunidad Mby’a-Guarani. Conceptos como que la tierra, las plantas y los animales no tienen dueño (porque este no es el final de la vida, sino el tránsito hacia otra); o el valor dado al desarrollo de las virtudes espiritules y morales (por sobre las materiales. Esta sociedad no conocía el dinero, ni le importaba. Tampoco conocía la compra-venta. Ellos viven para “ser” no para “tener”); o el respeto a la naturaleza (no admitían la caza indiscriminada o la tala de bosques y plantas); o el concepto de la vida presente (por eso ko’êrô es solo una posibilidad, es si amanece); etc. fueron pruebas de oro para Bertoni, en su afán de demostrar la factibilidad de una sociedad justa, solidaria y democrática. Inspirado en los Ava Mby’a desarrolla sus valiosos y asombrosos estudios sobre la Cultura Guarani, que se sintetizan con la publicación de “La civilización Guarani” (1922).

       Cabe destacar que Moisés Santiago Bertoni nació en 1857, en Lottigna (Suiza). En 1875, por presión de su padre, Ambrosio Bertoni, respetado abogado; Moisés ingresó a la Universidad de Ginebra a estudiar Derecho. Paralelamente, tomó cursos de clasificación botánica. Falleció el 19 de setiembre de 1929. A lo largo de sus 72 años, Moisés Bertoni realizó un total de 524 publicaciones, de las cuales 107 se editaron en Suiza, 28 en Argentina y 389 en el Paraguay. Cabe destacar que Bertoni -ilustre y sabio hombre de ciencia, reconocido internacionalmente- dedicó gran parte de su vida a promocionar, con profunda convicción, la Cultura Guarani por considerarla el reflejo de la milenaria, justa, solidaria, democrática y evolucionante Civilización Guarani.

3. Conclusión
       Nuestras reflexiones sobre los Guarani y el concepto de lo perfecto; y por otra parte, la referencia a un ciudadano universal: Moisés Bertoni; pueden ayudarnos a visualizar claramente porqué es imperativo cuidar la filosofía de la Civilización Guarani. Hoy -que mucha gente estudia y manifiesta su aprecio hacia el Guarani- debemos redoblar esfuerzos para fortalecer su difusión y fortalecimiento. Pese a todo, creo que el Guarani hoy está fuerte y rejuvenecido, no solo en nuestro país; sino que, forma parte del interés de prestigiosas universidades y centros de investigación del mundo; asimismo, ya ganó varios sitios en internet, herramienta poderosa para la promoción y el fortalecimiento de la cultura a nivel universal. Finalmente, y que quede claro, siempre debemos analizar e interpretar a la Lengua Guarani a partir de la propia Cultura Guarani, caso contrario solo colaboraríamos en su progresiva, injustificable e imperdonable degeneración.


(*) Presidente (Director General) del ATENEO DE LENGUA Y CULTURA GUARANI. Doctor en Lengua y Cultura Guarani. Profesor Titular de la Universidad Nacional de Asunción. Escritor bilingüe. Traductor público. E-mail: davidgaleanoolivera@gmail.com

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